domingo, 29 de enero de 2012

Doña

Unas chirolas. Tres o cuatro monedas herrumbrosas que saludan desde el alfeizar y la ventana que brilla blanca. Espacioso todo y hogareño. La porcelana de angelitos y algunos frasquitos misteriosos refulgen ante el ventanal del frente. Intento pensar tonterías pero no puedo. La mujer insiste en quedarse entre el futuro y el pasado.

Me siento sobre un cojín de cuero que se desinfla y suspira. Veo los cortes del sillón viejo. Recuerdo los pasados tapizados. Me río de rimar y me acuerdo de sus refranes. Su mirada poco profunda. Como explicarla es imposible, pues era una mirada emocionante, pero no normal. No eran ojos enormes de colores exóticos. Era una mirada intensa pero sigilosa. Hasta fugaz.

Uno o dos momentos son buenos para honrarla con memoria. Porque la memoria dignifica: es la única y mejor manera de vivir luego de muerto.

Uno o dos momentos traigo a la vida a quién, con azar, me ubicó en el mundo. Vive más con cada letra la mujer que me abriga cuando me siento lejos. Vive más ella cuando el olvido no la atrapa. Corre veloz y salta la tristeza.



Porque la memoria no siempre se convierte en nostalgia.

A veces se convierte en borbotones de vida plena y fulgurante.

jueves, 26 de enero de 2012

Más botones

Sigo en mi infinita lucha por conformarme con la estética del blog.
Esta vez puse algo muy útil, además de haber quitado la sobrecargada barra de la izquierda:
esta imagen para moverse en la página, proporcionada por el amigo Da Vinci.

Ir arriba:


Estará vigente hasta que el FBI entre en casa,
le pegue a mi caniche, Sisí
y me meta preso.

Y no se olviden:
La imagen en la cabecera que se agranda con el mouse. (Tiemblen, humanos)

No puedo explicar lo divertido que es explorar estas bobadas. Pero poco a poco, lo presiento, me acerco a un blog que me conforme.

Y de paso, sólo de paso, les sea una experiencia agradable a todos quienes participan leyendo. Muchas gracias!


Firma: Escritor Cursi,

lunes, 23 de enero de 2012

Durante varios segundos



Se le empañan los lentes cada vez que lo hace. La taza golpea la mesa, y la lapicera sus lentes. Un golpeteo plástico y repetitivo. Tac, tac, tac, tac. Pensá, pensá, pensá, pensá.


La hoja en blanco la saluda inocente, como preguntándole qué va a escribir. A ella le da vergüenza responder un tonto "no sé". La mira con cariño: es que ella y el silencio se conocen hace mucho. Ella y el blanco. Ella y el espacio.


Roza con un dedo el granulado del papel. Ahi está, es real. "Ella es real", piensa el papel. Hace mucho no se ven, pero sienten que nunca se separaron.


El olor a uva artificial se escapa del sobrecito junto a la lámpara. Extiende sus manos, que el envoltorio ve como tentáculos enormes color café. Los dedos preceden al ruido áspero pero placentero. Saca un chicle. lo desenvuelve de nuevo, y lo lanza al aire. Lo espera en caída y lo atrapa con la boca. Satisfacción.


Mira su hogar. Las hojas, las tazas vacías, el olor potente a café y a sahumerio, las lámparas, las persianas cortando la luz. El desorden, el marco de sus lentes negros, sus manos ásperas pero agradables, la cama, la computadora sobre la mesa de junto. La lapicera y el silencio.

Todo eso ve ella, y se siente acompañada.


Todo eso que ve está vivo,


Todos te sonreimos.

domingo, 22 de enero de 2012

Algunos Puntos

Todos hablan. Pocos piensan y muchos repiten. Lo que voy a escribir a continuación es una serie de opiniones formuladas acerca de S.O.P.A, P.I.P.A y el accionar de Anonymus estos últimos días.

Esté claro, también, que no existe el miedo en lo que voy a decir.

*SOPA y PIPA son leyes de los Estados unidos que buscan el beneficio económico y la desigualdad cultural. También afirmo que los métodos de control social comienzan por los medios: EEUU quiere controlar lo que hacemos.

*Busco vivir de mi derecho intelectual. Eso no significa que la gente no merezca leerme sólo porque no puede pagarme. Soy un ferviente militante de la cultura libre.

*Puedo asegurar, por experiencia propia y ajena, que es muchísimo más satisfactorio pagar un producto, cuando se tiene acceso libre a él. Si no puedo acceder a algo porque no tengo dinero, me siento extorsionado. Me dan a elegir: Que preferís, cuarenta pesos o un CD de Spinetta. Preferiré el CD, pero sentiré que tuve que elegir entre dos cosas. Una extorsión.

*Las represalias, si bien pueden ser efectivas en lo inmediato, pueden ser otro Pearl Harbour. Si de algo sirve la historia, es para aprender de los errores: los gobiernos de los E.E.U.U, como también el argentino durante principios del siglo XX, buscó generar excusas para llevar adelante planes maquiavélicos de ambición incoherente. Lo hicieron con la nombrada isla, lo hicieron con el comunismo, lo están haciendo hoy con Megaupload. Es cuestión de tiempo para que los medios se pronuncien en contra (cheque millonario de por medio) y que Anonymus sea el héroe incomprendido, como Spiderman.

*Confío en el razonamiento de la gente que navega la Web. Tengo fé en que la gente con la que converso, que está empapada de internet, va a luchar y a desmerecer aquello que los medios y las multinacionales digan. Sin embargo, somos una población pequeña: No somos todos. Somos gente con acceso a internet, y con el tiempo de pronunciarnos. Sobre todo aquí en Latinoamérica. No somos áfrica, no somos Haití, no somos Indonesia.

*Instruyamosnos. Es más brillante la luz del conocimiento que la del fanatismo. Cuando nos sentamos en una mesa a discutir sobre la libertad cultural es indispensable que comprendamos la raíz de lo que se trata. Yo me preocupé en dudar y replantear mil veces estos temas. La defensa de una internet libre es el fruto de varios libros, discusiones y una incursión de clavado sobre la cultura online.

*La libertad es relativa. No luchamos "por ser libres", pues la libertad es un término muy falso. Luchamos por la igualdad de oportunidades. Por no aumentar la brecha entre quienes pueden acceder y quienes no. Hacemos todo esto por proteger el conocimiento y la cultura libre, y lograr un mundo en que todos podamos saber todo sin necesariamente tener que pagar por ello. La libertad es la excusa por la que USA está en Iraq y en Afganistán. La IGUALDAD es por la que yo, personalmente, lucho por una cultura libre.

*La cultura es todo. Desde la capacitación para un trabajo, hasta el conocimiento de nuestros derechos. Nuestro seguro de vida contra los medios masivos pagos y las ideas prefijas y no explicadas. ESO es la internet. Yo me considero un ciudadano completo, con ambiciones, expectativas, conocimientos y capacidad de raciocinio social. Puedo pensar como uno, dentro de miles. Eso no es posible, si no nos unifica la comunicación. La comunicación no nos unifica, si el hombre de corbata nos observa y no quiere que nos comuniquemos.

*Es por amor, no por saña. Cualquier revolución que busque la sangre está encaminada al desastre. Todo acto motivado por la saña y no por el fin verdadero, es un paso más alejado de la bondad del acto.

*Los artistas también tienen voz. Escuchemos lo que tienen para decir, preguntémosles que piensan. Por ser artista no significa necesariamente que tengan razón, sin embargo, sus vidas van a ser afectadas seriamente. Yo, como "artista" doy el O.K. De hecho, he a aquí lo que pienso.

*No nos conformemos, pero tampoco seamos inalcanzables. Está bien no conformarse con una reforma de una ley de mierda. Está bien no conformarse con menos que la internet libre y hermosa que deseamos. No está bien, sin embargo, no entender algunas realidades. Esto está estrictamente relacionado con el punto de la saña. No queramos que todo el mundo regale su vida. Brindemos soluciones a los problemas, otra salida, nuevas formas de venta, estrategias, formas de ganarse la vida sin coartar algo que debería ser de todos.




Si vamos a hacer una revolución, hagámosla como debe hacerse.


Bruno Martínez - Twitter: @BruReale

jueves, 19 de enero de 2012

Salen Very Bads

Así llamaba mi amigo Fede a ese tipo de películas. Esas películas horrendas, de bajísimo presupuesto, con más coraje que habilidad detrás de cámara, y más caradurez que cualidades histriónicas en los actores.



Nos juntábamos a ver Very Bads.

Ya hace un año que me fui de Mendoza y allá quedaron los cinéfilos. Ese cine horrendo, que elegíamos por el peor nombre y por el cual probábamos nuestra valía: el desafío era verla entera, sin perecer en el intento.



El arma que blandía el director podía variar: podían ser incesantes tripas y sangre de utilería, mujeres con poca ropa, muchas armas, hacernos creer que en un primer momento la película es buena, un presupuesto tal en que los sonidos de balas están hechos por voces, una imaginación tan retorcida que da alucinaciones o, simplemente, una trama insoportable.


Eso veíamos en grupo. Eramos siempre al rededor de cuatro ñatos mirando Festín Diabólico, o Lake Placid 3 y cagándonos de risa. Quizá no todo el mundo pueda deducir metódicamente el contenido de la película o el origen de la comicidad. Pero nosotros, en ritual, lo hacíamos con algo de frecuencia.


Viví sólo un año en Mendoza. Por lo tanto, la costumbre que los chicos llevaban de hacía años había dejado cientos de anécdotas.

Películas que daban dolor de cabeza (como el famoso Polybius), películas que ponían de mal humor al televidente desprevenido. A veces hasta encontrábamos una en la televisión y era todo un suceso. Era cine oculto, cine único y escandaloso. Era algo entre nosotros, y la película.


Hoy le envié una excelente escena de una Very Bad a un gran escritor que admiro y con quien charlo por twitter, Rodrigo. Tuvo una reacción idéntica a la mía cuando la recibí de los albores de la internet desordenada. No ví su reacción, pero presentí sus ojos enormes, sus carcajadas, y la incredulidad frente a la voz de un gallego que dice "No os encariñeis mucho con el chaval".


Esa reacción reavivó mi 2010. Vinieron a mi todas esas noches agolpados frente a mi computadora, buscando en el Fanático las peores películas que encontremos, bajarles el volumen y cambiarles la trama. O por el contrario, descubrir una obra de arte oculta donde el director es nuestro cómplice.


Ahi estuve un rato, con Fede, T-bone, Guido, Seba. Gritando como un imbécil cuando oímos "Machete don't text" con la cara de Dany Trejo. Y los extraño.



Espero que alguno de ustedes descubra una nueva pasión. Que vean una Very Bad en algún canal de televisión, como El Día de los Tríffidos, y se queden mirando:



Que sepan que eso, en uno de mis tantos hogares, era sinónimo de fiesta.





martes, 17 de enero de 2012

Emocionatol

Emocionarse es el sencillo acto de tomar una vida complicada, y atacarla con algo igual o más complicado para contrarrestarla. Es como una batalla entre lo emocionante y lo condicionante: Una batalla sobre la complejidad.

El premio al victorioso: el alma.

Advertencias: puede causar llanto, euforia, gritos, peleas, ideas alocadas, mocos, amistades, amores o simple indiferencia.

En caso de extremo mal uso
puede causar alegría.

domingo, 15 de enero de 2012

Iconitos

así serán los nuevos íconos para (En Orden) "Página principal,
Páginas recientes, Páginas antiguas"

Y esta linea para dividir entre entradas:




Y la que me está haciendo zafar todo esto
y me da consejitos para que todo quede más lindo
es Ciudad Blogger. Gracias pibes.
 Espero les guste, che! :)

martes, 10 de enero de 2012

La Pastafrola

Esta es la historia, corta como la ven, de Simón, un muchacho musculoso, altísimo, vestido siempre con la misma remera amarilla patito y una camperota de cuero encima. Siempre miraba con un solo ojo muy abierto, y el otro casi pestañeando, a la vez que sonreía. Eso cuando estaba feliz. Se paseaba siempre en su moto brillante y de metal. Por la noche, sus luces alumbraban la ruta entera y en sus asientos se podían sentar hasta dos osos con las patas estiradas.

Pero lo que más nos importa de Simón es que no creía en la magia. Veía montones de magos, elegantes y de camperas rotas, flacos y rechonchos, en grandes teatros o en la calle y siempre decía lo mismo:

"Ja! Si la magia existiera, sería mucha y peligrosa.
Divertida y contagiosa, sin mucho que esconder.
Sería magia la magia, si de mentira no fuera,
 y yo la pudiera ver"

Los chicos, que para mirarlo a la cara tenían que levantar su cabeza, lo retaban y le explicaban que la magia existía. Que esos hombres de guantes suavecitos, que se paraban derechos como una regla y hablaban fuertes como un titán, podían mostrarla, como un pintor que muestra su cuadro. Pero Simón se reía siempre, y repetía la rima. "Sería magia la magia, si de mentira no fuera, y yo la pudiera ver". Hasta un día de sol.

Paseaba por una plaza Simón, un domingo muy brillante. Tenía los ojos escondidos tras sus lentes negros. Caminaba tranquilo hacia una esquina, cuando el Mago Mereje se le acercó. Tenía una capa roja muy gastada, con agujeros y parches por doquier. Una galera azul medio chata y el pelo bien liso y duro. Sus manos sucias y en el centro de la plaza, abajo del monumento al hombre del caballo, una bola de cristal.

Lo miró a través de los anteojos oscuros y habló:

"Bajo la gran sombra
del caballo con sombrero
una esfera cristalina
transparente y con agujeros

Lo esperá a Don Simón
de gran porte y de destreza
un sinvergüenza muy pintón
Al que su futuro le interesa.

Acerquese y vea
que por mucho no es un cuento
Para que usted me crea
Le adivino en un momento"

Simón se rió muy fuerte, como se ríen los malos de las películas. "Qué me está diciendo. ¿Que puede saber mi futuro?". El Mago Mereje dijo que sí con la cabeza, muy muy serio. "Si, con mi bola de cristal, algo rota y mugrienta, puedo saber que le va a pasar a usted, antes de que le pase" dijo valiente Mereje.

"Bueno, eso lo quiero ver" dijo Simón, burlándose mientras se acercaban a la bola. "A ver, ¡adivine, adivinador!". El mago pronunció las palabras:

"Estrufulus tufus,
 véole meriéndole.
 Muestra la bola,
 carambola con sémola,
 el futuro de Simón,
 sin tractor un bienhechor."

La esfera, que tenía mil raspones, se levantó en el aire. Flotaba. "Es un truco, no me lo creo" dijo Simón. El mago movía las manos como loco, y la bola se acercaba hacia él. Muchos chicos y chicas que estaban en la plaza, hicieron ronda para ver el espectáculo. El Mago Mereje se detuvo repentino con los brazos estirados y las palmas abiertas hacia la esfera. El viento comenzó a soplar más fuerte, y el cielo azul se fue tapando de nubes blancas y grises. Poco a poco, ante los ojos de todos, un hilo blanco y dorado comenzó a salir de dentro de la bola. Era un gran pañuelo que brillaba con luz propia. Simón seguía riendo: "¿Un pañuelo? ¿Nada más?" y los niños boquiabiertos miraban a Mereje tomar el pañuelo.

"Está acá tu futuro. ¡Lo que te va a pasar antes que te pase!" dijo Mereje y comenzó a leer:

"Ni la última ni la primera
de tus cosas yo sabré
Comerás pastafrola
y tomarás tereré.

Verás tu moto averiada
pero no importará
una verde mirada
loco te volverá

Entenderás de la magia
muy importante lección:
es divertida y contagia
alegría con amor"

El Mago tomó la bola, y se guardó el pañuelo en uno de sus bolsillos escondidos. "¡Son tonteras!" dijo Simón. "Las mismas tonteras de siempre". El Mago mostró sus blancos dientes y se despidió con una reverencia. Simón siguió caminando y refunfuñando. "¡Ja! ¿Comer pastafrola? Que cosa más zonza". Antes de llegar a la esquina, escuchó sirenas y gritos. 

Cuando se acercó, vio a su moto tirada contra el cordón. "¡No!" dijo y corrió hacia ella, que ya no brillaba tanto. Un viejito levantaba a una persona que estaba cerca, tirada panza abajo. "Venía en bicicleta y se distrajo mirando al cielo. ¿Qué raro el clima hoy, no?" dijo el abuelo a Simón. La chica lo miró.

Ella tenía los ojos como dos bolas de cristal, brillando. "Disculpame" le dijo a Simón. Cuando caminó hacia él, Simón no lo podía creer: cada parte de su cuerpo, desde sus meñiques del pie hasta la curva de la oreja, temblaban de los nervios. "Soy Marina. Perdoname lo de la moto. Venía andando tranquila, y de repente me agarró un escalofrío. Un chucho impresionante. Cuando me quise acordar, estaba volando por el aire, viendo como tu moto se desparramaba" Simón no sabía que decir. La moto parecía haberse roto, pero seguro se podía arreglar. Seguro podía ir a su casa caminando. No importaba mucho. 


Cuando iba a responder, la vió directo a los ojos. Marina los tenía verde pasto. Pero del pasto cuando la luz amarilla de la tarde lo recubre. "Ap-Yo mej-, pero y- me gust-- y v- porque la mot-" Las palabras, una por una, se pusieron de acuerdo para no salir. Salían de a gotitas y Simón, que siempre parecía un galán, ahora parecía un pato cuaqueando. "Vamos a tomar un helado" dijo con mucho esfuerzo. Así comenzó todo.

Marina y Simón se enamoraron esa misma tarde. Ella, muy amante del membrillo, lo invitó a comer pastafrola casera. Él, siempre queriendo quedar bien, aceptó con gusto. Comieron y rieron como locos. Hablaron de cuando eran chicos y de cómo les gustaba tirarse en el pasto a ver la luna. Eran el uno para el otro.

Luego de una hora, y cuando ya el sol dejaba de iluminar el horizonte, Simón recordó algo. "Marina... ¿te gusta el tereré?" la chica se quedó pensativa un rato. "No, la verdad que prefiero el jugo de manzana".

Simón, durante muchos años, volvió a buscar a Mereje a la plaza. "Se fue, un gran circo pasó por la ciudad, y el se fue con ellos" le dijo un chico que lo conocía de tanto ir a la plaza.

Nunca supo Simón si la magia existía o no, si lo que había pasado ese domingo había sido un truco o había sido realidad.

Lo que sí aprendió es que la pastafrola hecha con amor es más gustosa, y se pega menos en los dientes.









sábado, 7 de enero de 2012

No se paga.

La sociedad quiere hacernos pagar por lo que amamos. En lo que a mi respecta, nunca pagaría un paisaje, o una mueca chistosa. Nunca sobornaría por un ataque de cosquillas, o la mejor atención de todas. Sin embargo, caen los años y la magia hecha producto nos busca hasta en los rincones de nuestras cuevas.

La legitimidad del arte ya está en combate: ¿Es el precio o es la adhesión lo que vuelve amable a un producto cultural?

Bien, ya estuvo bien de vocabulario de revista, o de ensayo. Esta vez, será dicho en palabras que no fingen sino que encuentran.

Ya es oficial la declaración de guerra de este blog, y de mi producción de todo tipo, contra los derechos intelectuales extorsivos y los afanos abiertos y disimulados (como diría el general) de los grandes imperios de la verdadera libertad. No voy a pagar por lo que me hace libre: no voy a consumir falsas libertades.

Pagaré quizás un concierto, aportaré lo que pueda o quiera a una causa: brindaré verdadera vida a lo que me enriquece, como lo que hacemos en Orsai los que lo hacemos. Pero lucharé encontra de las productoras, levantando plumas en contra y regalando la obra. Más que regalar (que a todo el viejo mundo parece sonarle mal) es presentar: He aquí lo que hice, vos, de igual a igual, aportá lo que quieras. Es algo así como una vaquita, pero un poco diferente. Sí, solo un poco.

Nos costará a quienes pensamos así. Quizá sea esa vocecita imbécil que nos hace correr contra el viento, nadar cascada arriba sólo para sentirnos menos insignificantes: quizá sea lo que llevó al Quijote a cargar contra un molino.

Quizás sea el verdadero espíritu de la nobleza.

jueves, 5 de enero de 2012

Postal de Cumpleaños

Lector ajeno: La entrada de blog que aquí abajo aparece es lo que yo regalo en ocasiones particulares. Estará repleto de referencias familiares, (incipientes puteríos y futuras quejas a mi persona) y de cursilerías casi innecesarias. Por lo tanto, ante el presente escrito, queda usted avisado y salvaguardado de su exclusividad. Sin otro particular, me despido atte: El Brunito.

Algunas familias forman paisajes. No serán grandes cascadas, ni centenares de robles, pero sí son sonrisas pícaras, vasos huérfanos y muchas miradas.
Uno de esos parajes, sino el mejor, son los cumpleaños. Siempre más de diez personas, en mi familia, reunidas en un habitáculo, comiendo y de tertulia. Un miércoles cumplió una de mis tías, Lidu.

   Durante el 2011, en mis estudios, me dieron la oportunidad de describir un evento social conocido: elegí un cumpleaños de nueve. Ahora no me dan oportunidad, sino que cariñosamente voy a describir uno de ocho: pueden ser 58, 68, 78... o bien 18.

   Hay que blanquear un poco el panorama. A mi tía Lidu no he tenido la oportunidad de verla muchas veces, ni de charlar con ella más de los conocidos como te va en la facultad, cuando te volvés y si te gusta la torta. Sin embargo, ella como yo compartimos algo puntual e inesquivable: la vida nos llevo a los Donatti. Una familia colorida y bochinchera (palabras que sólo recurren a mí cuando hablo de ellos), con mil historias , con cambios, con mudanzas y las historias de miseria más fuertes que supe oír. Ellos nos rodean, a Lidu y a mí, mientras cantamos el feliz cumpleaños, de cara a una mil hojas.

   Hay chicos, de ojitos chinos y de faroles sin luz, unos son saltarines y otros tranquilos. Hay muchachos que participan hablando o estando (o comiendo), que se ríen y que miran, que se dejan sacar fotos o que las odian. Y hay madres, hay tías, todas a la mesa, mirándonos y sonriendo. Pensando quizás cuánto pasó el tiempo, cuánto nos ha crecido el pelo, y que astucia (o boludismo) nos ataca. Intentando de rellenar el espacio entre el piojo con pañales y quién ahora le ofrece gaseosa.

    Hablamos de la familia, de quién no llama a quién hace no sé cuánto, de quién apareció dónde, de lo que está estudiando tal, y de lo que trabaja cual. De hábitos nuevos o abandonados. Hablamos de tiempos que pasaron. Alguien dice algo de los brownies. Una ofrece café y otra te pasa el azúcar. Manos que van y vienen, risas estruendosas y Lidu mirando todo con gracia. Participamos, gritamos y nos reimos de las bromas.

   Mi madre, oportuna y en público, me propone escribir una crónica del cumpleaños. Todos escuchan y preguntan. Yo explico que escribo, que mi blog es nuevo, y cosas no muy importantes. la Tía C se queja, otras me animan, otros se preguntan entre ellos que si escribo y se cuentan. Yo los miro, sonrío y ya termino de armar la idea.

   Pasan las tortas, los sanguches de miga, pasa la gaseosa y la velita. Una primita atacándome de cosquillas y contagiando su risa pegajosa. Otra (a quién recién conozco) con sus gestos y comentarios sorprendentes. Más primos jugando lejos de la mesa, matándose de risa, pegándose pelotazos. Ahi estamos, en ese huracán de fiesta, hablando fuerte de cosas de todas las importancias, pero aún haciendo algo que no podemos evitar:

Siendo una familia.


Feliz cumpleaños, tía.