viernes, 16 de diciembre de 2011

El Dany

Quizá es porque estoy lejos. Porque no lo veo hace unas cuantas semanas después de haberlo visto todos los días del año. Como sea, hoy se me ocurrió inaugurar una categoría nueva del blog: Personajes. Todas esas personas sacadas de cuento, esos tipos o tipas raras que aparecen de una forma casual, que se quedan grabadas en la memoria. Me gustaría empezar con quién compartió buena parte del año conmigo.

Dany: "El que vende panes rellenos en la entrada de la facu"

Varios rumbos de la vida me dejaron éste febrero en La Plata, donde ya llevo un año de estudios en la Comunicación Social. Hasta principios de este 2011, las personas que cruzaron más fuerte mi vida siempre fueron amigos de mi edad o jóvenes inspiradores: quizá algún amigo de mis hermanos, alguna figura pública. Lo que sea. Pero todo siempre cambia.

Ya llevaba unas cuantas semanas de ir a la facultad con mi mejor cara de "Hola, soy escritor" y algunos frutos ya empezaban a florecer. En el ingreso nació un grupo de amigos que hasta el día de hoy vienen dándole color a algunos puntos de mi vida: ellos nunca se enteraron.

Juan, quién me introdujo sin mucho esfuerzo al mundo del CopyLeft, de las TED y de Orsai, un día apareció en el bufet hecho por el centro de estudiantes al tuntún. Llevaba con él un pan enorme. De los que hay que agarrar con ambas manos. Se sentó con nosotros y antes que le diga nada, me dice: "el hombre de abajo vende estos panes a ocho pesos, son buenísimos".

No dude demasiado, y bajé las escaleras. En la entrada, un hombre algo rechoncho y particular vendía comida de una canasta enorme. Era Dany, facilmente confundible con un Papa Noel del hippismo militante. Barba corta, el pelo largo y blanco en coleta, una boina igual a la que me regaló mi tío abuelo Alberto, camisa a cuadros pantalón de vestir a tono, y sandalias. Ojos celeste claros, bastante grandes.

Una sonrisa de oreja a oreja. Se hablaba con medio mundo de manera muy cariñosa. Se acordaba todos los nombres.

Así lo conocí. Le compré un pan relleno de cantimpalo y queso, me preguntó mi nombre, me charló unos minutos y me fui. Me encantaría acordarme las primeras palabras que cruzamos, pero nunca hubiera creído que iba a terminar escribiendo sobre ellas. Fue un día normal.

Nunca había entablado una conversación con alguien que te trata con familiaridad siquiera antes de saber tu nombre. Familiaridad legítima, no sonrisas pulgosas. Como la de Dany: se rió de alguno de mis chistes balbuceados al pasar y me dio el pan envuelto en una servilleta, con un particular gesto de él: hace una reverencia, con la cabeza inclinada. Como diciendo "Acá tenés. Disfrutalo tanto como yo disfrute esta charla." Casi hasta parece que dice "Cuida al pan, que necesita afecto". Si, así de expresivo. Eso ocurrió y lo recuerdo patente.

Varias veces volví a comprarle. Pero la importante fue aquella en la que se atrevió un poco más de lo normal.

Extiendo yo mis mano derecha para agarrar mi almuerzo y la contempla. Según el ánimo, llevo las uñas largas o cortas en esa mano. Fueron meses donde tuve un episodio beatlemaníaco con la guitarra, por lo que las tenía largas y redondeadas. "¿Tocas la viola?" me preguntó, sonando casual como siempre. "Si, si. El piano también" le dije, para no cerrar la conversación. "¿De verdad? ¡Noooo, loco!... yo toco en una banda muy copada, Panaderos Ensoñados, que hacemos covers de temas de los 60s-70s. Canciones del Flaco, Arcoiris, Aquelarre..." Ya con Spinetta conocía poco, el resto ni las oí nombrar " ¿Vos te coparías en tocar las teclas? hay algunos temas que suenan bárbaros con teclado, y además parecés un buen pibe. ¿Te pinta la idea?"

Nunca había tocado con una banda. De hecho, siempre me consideré un inútil para todo lo que tenga que ver con música para más personas que yo mismo. Pero me interesó. "De una. Estaría re bueno" le dije al voleo. Me comentó un poco más de los integrantes. Cuando me quise dar cuenta ya estaba en su casa, en remodelación, conociendo a Emiliano, el bajista. Charlamos unas horas y me volví para mi casa. La idea me encantó y me agradecí el haber dicho más que un "Si, toco la guitarra" y darle ahí nomás al chimpúm.

Ese es el Dany.

Tiene una novia brasilera que lo agasaja en vacaciones. Se conoce a la mitad de La Plata, porque vendió panes por varias instituciones, desde el Colegio Nacional y la Facultad de Arquitectura hasta Comunicación Social. Toca segunda guitarra y canta. Le gusta el Whisky "Los Criadores". Era compañero de la UES de los desaparecidos en la Noche de los Lápices. Fue a ver a Invisible y Pescado Rabioso en vivo por menos de lo que cuestan sus panes. Ahora vende milanesas de ternera y pollo a 11 pesos: estables más allá de la inflación. Terminó de remodelar su casa gracias a algunos amigos de arquitectura: le quedó hermoso. Nos hizo tocar con Panaderos en 7 lugares en el 2011. Me enseñó algunos códigos y realidades sobre la amistad que nunca había pensado. Ahora usa una boina tipo chata con un pin de "The Beatles". Conoció a mis viejos. Está con la mesa de peronismo de izquierda "La Conti", pero nunca lo dice abiertamente. Escucha todas las ideas políticas y las discute a un nivel que supera la cámara de senadores. Sabe muchísimo de los 70s. Estuvo en el momento en que Perón echo a Montoneros de la plaza, diciéndoles "Imberbes, idiotas útiles": me dijo, por lo bajo, que lloró por eso. Aún creé que yo soy "más del peceto" cuando en el año le compré a diario una milanesa de ternera. Me dice "El teclas" y me presenta como "El tecladista estrella de Panaderos Ensoñados", a veces varias veces al mismo sujeto. Es la única persona de La Plata, que sabe distinguir entre Río Grande y Ushuaia. Me ayudó a limpiar mi casa. Te presenta a todos, siempre. Es el Dany.

Es el "tío Dany" y en la facu nadie deja de saludarlo. Es el personaje que me dio de qué escribir con mis crónicas. Es otra de esas personas que hicieron del 2011 uno de los mejores años de lo que va de mi vida.

2 comentarios:

  1. No sé pero me reí. Y quiero un pan.

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  2. de diez bruno! el dani deja huellas, y los que tenemos el honor de compartir su amistad, lo sabemos. abrazo

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