jueves, 16 de febrero de 2012

El Tema


   “El tema se encuentra escribiendo”. Esa frase ya indica que el tema existe, pero que está oculto. Yo le pregunto al tema: ¿por qué te ocultás? ¿Qué le pasa al tema que tiene que dejar la transparencia y taparse con sombras hasta la nariz, deshilachando lo poco que queda de la integridad del escritor?
    
    Tiene miedo el tema, eso es lo que pasa.
   
      Podemos afirmar, de hecho, que es miedo a la utilización, a la explotación. Es como si el tema desconfiase del escritor, creyendo que su rápida revelación podría herir su mismísima esencia. Ejemplificando, si el verdadero amor se revelase a quién en virtud de su miopía cardíaca no lo busca, el significado del amor tendría un gran golpe en su ego. Ahora, si por el contrario, ese tema fuese hallado por el vigor de las letras, seguiría estando protegido.
      
      Digamos que el tema es como un tesoro oculto en un templo a lo shaolin. Que ese tema debe ser encontrado por la ardua tarea de la meditación literaria. En ese caso, no existiría la variedad. Es decir, estaríamos planteando que ese tema es uno oculto, que existe una manera de hallarlo, pero está lejos. Que existe, pero no está presente. En ese caso, ¿por qué querríamos el tema?

     ¿Bajo qué motivación una persona que busca la felicidad en plazo fijo y sin intereses dejaría lo poco que creé que ha logrado para internarse en un templo tibetano de la oscuridad erudita/snob con el fin de descubrir un tema que se supone que debe ser encontrado en la cotidianeidad y no en los confines más oscuros de la propia mente?

      ¿Por qué, por otra parte, no existe un Nokia 1100 neuronal con el cual iluminar escasamente la oscuridad que se cierne sobre el sobrenombrado tema?

      ¿Qué tal si el tema no debe ser encontrado, o simplemente la escritura acerca de él se desploma sobre sí misma debido a la carencia de contenidos? ¿Y si el esfuerzo es síndrome de estupidez y no un camino seguro al éxito y a la satisfacción eterna o por lo menos lóngeva?

       En otras palabras: ¿Y si todo es en vano?

       Me encuentro bajo esa pregunta pequeña y todas mis respuestas no son capaces siquiera de hacerle sombra. El tema sale victorioso, ofuscado y sonriendo cual troll del internet, y se refugia en un nuevo huésped. Uno iluso, lejano al papel y sus haberes.

       La pérdida me golpea. Hoy simplemente escribiré mucho acerca de lo poco que tengo para escribir.

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