domingo, 1 de abril de 2012

Todo esto hice.

Lector, he pecado. Llevo mas de 20 días de viaje, y los hechos superaron mi escribir. He estado en altamar, agarrando cada baranda de escalera a punto vomito, he tocado un piano de media cola frente a una pianista virtuosisima, he besado un pulpo y a una corvina, he bailado canciones de los sesenta vestido de blanco, he hablado con un payaso que me declaro haber comenzado su profesión vendiendo cuestiones ilícitas, he visto un muchacho de 17 años alardeando un libro con una tapa nazi bordeado de dorado y alabando las acciones fascistas, me amiste con quien supongo uno de los futuros cineastas de Rosario (aun con 19 años), he charlado de dios, del amor y de la felicidad con muchachos de 15 años, y he sentido algo que no sentía hace tanto: la juventud hoy es inimaginablemente consciente del tiempo y de la verdadera agonía. He recuperado la esperanza, he forjado amistades, he visto gente con verdadera felicidad en su futuro. He pisado Portugal, Brasil y España. He visto Marruecos y Cabo Verde a la lejanía. Dije ya que bese a un pulpo? Recordé viejos amores, entendi los nuevos e imite el acento chileno a pedido. Redescubri viejos miedos en otras personas, y rescate viejas seguridades de otras. Pensé otra vez en mi futuro, me replantee mi profesión, encontré motivos para viajar, genere un ojo extrañamente comercial e innovador, entendí lo que es querer mejorar y revalorar la tierra propia. Me comí muchas palabras y entendí que algunas eran mas ciertas de lo que creía. Oí mucha música que decía repudiar y ahora entiendo su real sentido. Vi a los ojos a personas que quieren cambiar al mundo, y también a quienes realmente ignoran a sus pares. Pasee por Funchal, en bosques olorosos y revitalizantes, hable con filipinos y brasileros. Escuche a un mozo decirme que los explotaban, vi a mis amigos llevar comida buena a las mujeres que limpian las habitaciones. He charlado con un colombiano que me revelo la palabra parcero. Conocí a un arquitecto consumado totalmente a su profesión, y a una muchacha que lleva la misma profesión en sus venas, visible a sus pocos 16 años. Charle de fantasmas por un lado, de ciencia por otro, vi al sol y lo confundí con la luna. Me sentí en el medio de la misma nada, me imagine como naufrago. Sentí la desesperación de los cuatro horizontes azules. Me amiste con gente hermosa e infantil. Explote la imaginación como tanto deseaba hacer desde años pasados. Reconsidere los conceptos que tan firme sostuve y abrace personas que no conocía para que no lloren mas, porque la vida era peor de lo que pensaban. Me recomendaron cien películas mas de las ya recomendadas. Lleve muchísimas lecturas para no leer mas de una. Me compre una tablet y corrí buscando señal de internet. Me sentí otro idiota burgués, me sentí un consciente anarquista, me sentí un camisetero, me sentí un niño, me sentí un filosofo. Viví en una realidad alterna y al otro día vi una manifestación en Valencia, entrevistando a un hombre disfrazado de pancarta. Vi magos y cantantes. Llore con la narración de un pasajero, que hablaba sobre la vejez, el amor y la felicidad. Este es el ultimo párrafo de "cuando seamos viejos": "Cuando seamos viejos Yo te prometo, compañera mia Serán nuestros años plenos de dulzura Serán nuestras horas llenas de poesía Andaremos juntos, viejitos inquietos Las cuatro estaciones de un mundo de nietos Y veras, vida mía, que miente el espejo Pues aun seremos novios Cuando seamos viejos" Ayude a una niña a quitarle la patita a su bicicleta, y me agradeció en portugués. Y le sonreí a un pakistaní en castellano.

3 comentarios:

  1. Me encantó Bru!! que buena experiencia. Después traeme tus ojos así la veo mejor. Besos!

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  2. Me encantó!! Aunque para poder disfrutarlo tuve que echar por un rato a la talibana ortográfica en mí, que extrañó muchos acentos....

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    1. Mientras escriba en este iPad, olvidate. Entre las correcciones automáticas y los acentos escondidos, va a tener que esperar para una revisión prolija. Yo extraño las sangrías.

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